La niña de mis ojos

Un día como hoy, a eso de la 1:30 pm, nació la niña de mis ojos.  Parece que fue ayer que pude ver por primera vez esa mirada penetrante.  La conección fue instantánea. ¡Fue algo mágico! Jamás olvidaré ese momento. Quedó grabado con tinta indeleble en mi corazón.

Mi chica nació de 36 semanas (casi 37). Luego de haber estado en tratamiento para evitar las contracciones prematuras, no pasó ni una semana de haberlo terminado, cuando ya estaba pariendo.  El hecho de que venía una tormenta aceleró el proceso.  Primeriza al fin, me aterraba que me diera con dar a luz en medio del temporal.  Cuando mi chica nació, yo tenía 25 años literalmente recién cumplidos.  El día antes luego de comer mi bizcocho (pastel) de cumpleaños me comenzaron las contracciones.  Salimos para el hospital de madrugada. Aproximadamente diez horas más tarde, nació nuestra pequeña princesa.

El proceso de parto no fue malo.  En aquel momento sentía que los dolores superaban mis fuerzas, pero luego de comparar los partos de mis nenes, veo con claridad que fue un buen parto. Me hubiera encantado parir sin que me administraran oxitocina, en mi casa, en un ambiente relajado.  Pero por lo menos el personal del hospital era amable y sobre todo tenia a mi esposito amado a mi lado toooodo el tiempo.  El fue parte activa en este proceso. ¡Gracias mi amor por estar ahí!

Andrea Esmeralda nació de 5 libras y 12 onzas. Era una "chispo de nena".  Una carita chiquitita y una boquita mucho más.  Antes de que naciera habíamos decidido que la lactaría "full time".   Nada de fórmulas para mi bebé. Gracias al apoyo de mi tía, que me ayudó esos días, lo pude hacer.  Los primeros días fueron bien difíciles porque la chica no paraba de llorar y se  desesperaba porque no podía agarrar el pezón.  Mi madre me acusaba de que la iba a dejar morir de hambre pero yo estaba segura de que no le pasaría nada.

Luego de varias semanas de lucha, la chica por fin se pegó. ¡¡El problema después era que se despegara, ja, ja!! Esta chica vivía pegada día y noche.  Andrea fue una bebé bien exigente.  Lloraba, no..., gritaba todo el tiempo. Apenas se tomaba una siesta de 10 minutos y ya estaba despierta otra vez.  Aunque fueron momentos de poco descanso ver su hermosa sonrisa era premio suficiente que reponía mis fuerzas.

Tuve la dicha de cuidarla sus primeros meses de vida.  Le hacía ropita y lazos para la cabeza.  Era como tener una muñeca de verdad. Le leía, jugaba con ella y me la disfruté al máximo.  No puedo creer que ya han pasado 13 años, ya mi bebé es una adolescente hermosa.  Ya está casi del mismo tamaño que yo (ella se encarga de hacérmelo saber midiéndose conmigo casi a diario).  Siento el orgullo de decir que llevamos una hermosa relación de madre e hija. Disfrutamos pasar tiempo juntas y de conversaciones de chicas.

Andrea es una jovencita muy talentosa.  Es una artista. Le gusta dibujar, pintar, escribir, cantar y actuar.  Tiene sus metas bien claras.  Tan es así que en estos momentos se encuentra preparándose para asistir a unas competencias de talento en Hollywood, California llamadas IMTA.  Estos días en mi casa están de locura con toda la preparación que esto conlleva.

Ahora si me permiten quiero dirigirme a mi amada hija.

"Andrea, quiero que sepas que te amo con todo el corazón.  Que desde que llegaste a mi vida la transformaste de cielo a la tierra.  Nunca más volví a ser la misma.  Estoy orgullosa de tí. De tu forma de ser tan amable, sencilla y jovial.  De que tengas tus metas claras y luches por cumplirlas aún a tu corta edad.  De que seas una buena hija y una buena hermana.  De que tengas tus prioridades claras y pongas a Dios como centro de tu vida.  Gracias por acordarnos orar al momento de la comida o cuando estamos en el carro.  Te deseo todo lo mejor: que cumplas tus sueños, que goces de buena salud, que seas próspera en cada meta que te propongas y que tengas una larga vida llena de logros y satisfacciones.  Recuerda que siempre puedes contar conmigo.  Estaré aquí para oirte, apoyarte y ayudarte a ser mejor persona. Busca siempre el Bien y verás como todo lo demás llegará por añadidura. Siempre serás la niña de mis ojos.  ¡Feliz cumpleaños!"